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50 puntos para una profunda reflexión

Foto: CCF

Hace dos semanas este juntaletras recordaba que el deporte rey no es una ciencia exacta. Que el fútbol es tremendamente impredecible e imprevisible y que sacar la conclusión de dar por terminada la temporada para el Cádiz CF era tremendamente precipitado. Decir que los amarillos estaban desahuciados en la lucha por las eliminatorias de ascenso era una mentira tan grande como afirmar que ya estaban salvados. Y, aunque la frase deslizaba una ligera ilusión por arrimarse a los playoffs, la realidad determina que este equipo debe preocuparse más por lo segundo que por lo primero.

Más allá de las matemáticas, que en el fútbol permiten soñar hasta que la calculadora lo impide, están las sensaciones. Y las de este Cádiz CF no son positivas. Aquel equipo que durante un tramo de temporada ganaba con solvencia y, en otras ocasiones, con muy poco, ya no existe. Razones hay miles, pero el daño anímico que provocó la derrota en Tenerife, el bajón físico generalizado y la falta de frescura de Javier Ontiveros son algunas de las principales. Garitano hizo soñar con una plantilla que ha vuelto a demostrar no estar capacitada para soportar tanta ambición, y el técnico vasco, a su manera, suele deslizar en cada comparecencia pública la ausencia de “brillantez” o “peligrosidad ofensiva” de los suyos en los últimos metros.

El Cádiz CF necesita una honda revolución en la plantilla

Tal y como están las cosas, lo mejor que puede hacer el equipo es alcanzar los 50-51 puntos que otorgan la permanencia virtual cuanto antes y alejar todos esos fantasmas que recuerdan a la 2007/08. Mientras tanto, desde el club están obligados a trabajar (aunque deberían estar haciéndolo ya) de cara al próximo curso. El verano debe ser, sí o sí, de una profunda reflexión y de profundos cambios en la plantilla. La política continuista aplicada tras el descenso no ha funcionado y el grueso del vestuario ofrece la sensación de haber cumplido ciclo con la camiseta amarilla.

Por lo tanto, este verano debe ser el verano de la revolución, regeneración o la renovación. Llámenle como absolutamente quieran, pero el equipo necesita caras nuevas. Aire fresco. Dar las gracias a todos por lo realizado y desearle la mayor de las suertes en sus respectivos futuros. Cada caso merece su análisis particular, pero a este juntaletras no se le ocurren más de diez o doce nombres de la actual plantilla a los que ve con suficiente capacidad para ser parte del nuevo Cádiz CF que debe echar a rodar el 1 de julio de 2025.

Un nuevo Cádiz CF que, casi con total seguridad, llevará el sello de Gaizka Garitano, al que no puede condenarle el hecho de no alcanzar los playoffs porque, por mucho que duela al cadismo, tiene toda la razón del mundo al recordar por activa y por pasiva que, cuando él aterrizó en la Tacita, el equipo estaba en descenso.

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