El trabajo de Sergio González desde que llegó es irrefutable. Su implicación, su confianza y su trabajo han permitido salvar al equipo cuando muy pocos lo esperaban. Con lágrimas en los ojos, tenía claro que había “mucho de simbólico” en que el Espanyol ayudara de manera indirecta y también que es un resultado más que merecido tras todo lo sucedido desde enero.
“El equipo ha hecho un trabajo descomunal, el fútbol para mí ha sido justo con nuestra forma de jugar, hoy ha sido en el límite, muy contento y un poco en las nubes”, decía en los micrófonos de la televisión.
Un partido de vida a muerte. “En la primera mitad se notaba que estábamos con mucha responsabilidad, el Alavés estaba mucho más liberado, se ha notado mucho en la primera parte, estábamos cohibidos, atenazados, no cogimos ritmo al partido y durante quince minutos sufrimos mucho. Pero en la segunda ha sido distinto, el partido ha sido diferente, hemos merecido ganar y tiene mucho de simbólico que haya sido el Espanyol el que nos haya echado una mano para salvarnos”.
El entrenador, feliz, sabía que había que ganar para tener opciones y esperar el milagro. “Les había dicho en el descanso que lo único que podíamos hacer era hacer nuestro partido, buscar el gol y que no había nada que perder. Y al final hemos tenido la fortuna que nos ha faltado otras veces”.
Sobre los cadistas que respaldaron al equipo en Vitoria y tantas veces, dijo que “me he quedado impresionado por la afición, le damos las gracias, aquí están los futbolistas que han respondido y ellos se lo brindan a ellos por su apoyo”.
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