‘General Modesto. Memoria de un perdedor’, el nuevo documental realizado por el Servicio de Producciones Audiovisuales de la Diputación de Cádiz, ya se ha estrenado y puede visionarse a través del enlace: https://www.youtube.com/watch?v=1-Xrz2EERJk. A la presentación del documental, celebrada en el Palacio Provincial, asistió el vicepresidente de la Fundación Provincial de Cultura, Antonio González Mellado, quien ha valorado el empeño de los profesionales de Diputación por indagar en la trayectoria de gaditanos que no son suficientemente conocidas. La divulgación de este tipo de trabajos contribuye a reconocer sus perfiles biográficos “para sacarlos del olvido”.
El responsable del Servicio de Producciones Audiovisuales de Diputación, Fernando Santiago, explicó cómo se ha gestado este nuevo documental, que fue concebido antes de la pandemia y en cuya realización se topó con las restricciones de la crisis sanitaria. Santiago aprovechó el acto para anticipar las biografías que ya se plantean como nuevos documentales y que estarán dedicados a Manuel Muñoz Martínez, Luis Berenguer y Carlos Edmundo de Ory.
Pedro Ingelmo, guionista de ‘General Modesto. Memoria de un perdedor’, detalló las críticas vivencias de Juan Modesto Guilloto León –protagonista del documental-, marcadas por la derrota del Ejército republicano en la Guerra Civil y su posterior ostracismo en el seno del Partido Comunista. Ingelmo ha destacado, como una de las principales virtudes de este nuevo trabajo, la revelación de los años de exilio del General Modesto –de 1939 a 1969-, a partir de los testimonios de los descendientes de dos militares, compañeros de Guilloto León: se trata de Teresa Cordón, hija de Antonio Cordón, y de Enrique Lister, historiador e hijo de Enrique Lister.
Juan Modesto Guilloto León nació a principios del siglo XX en El Puerto de Santa María. Tras la sublevación de julio de 1936, que precipita la Guerra Civil española, defiende desde las milicias el régimen legalmente constituido y, de hecho, llega a alcanzar el Generalato republicano. Fue compañero de estudios de su paisano Rafael Alberti quien, en su obra ‘La arboleda perdida’, narra el reencuentro de ambos en el Madrid asediado durante la contienda.
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