Cuando el Cádiz CF hizo oficial la llegada en calidad de cedido de Darwin Machis, la afición amarilla recreó rápidamente en su mente los buenos momentos que ofreció el venezolano en su primera etapa como cadista. Un jugador superlativo, capaz de superar líneas con una facilidad pasmosa y de poner sobre su espalda toda la cuota creativa y goleadora del equipo. Eran tiempos de Segunda División, antes de que el de Tucupita enamorara en Granada y, posteriormente, protagonizara una caída en picado en México y en el Real Valladolid.
Y lo cierto es que, a pesar de completar toda la pretemporada bajo las órdenes de Sergio González, Machis no comenzó bien el curso liguero. Intermitente, impreciso, con dificultad para aparecer en el juego. Tratando de movilizar su posición para entrar más en contacto con la pelota, pero nada. De hecho, no fue titular ante el FC Barcelona en Montjuic y tampoco dejó un partido para el recuerdo ante el Almería.
El Darwin Machis que el Cádiz CF esperaba
Pero el giro de guion sí estaba en los planes de Darwin Machis, que ante el Villarreal protagonizó un encuentro excelso para catapultar al Cádiz CF hacia la victoria. Cuando Chris Ramos fue derribado por Jorgensen en el ecuador de la primera mitad, el venezolano ya sabía que esa pena máxima tenía su nombre y apellido. Alcaraz trató de ‘robarle’ el lanzamiento, aunque Machis ya sabía que era en vano. Tomó carrerilla y no falló. Engañó al guardameta y culminó la remontada tras el error inicial de Iza Carcelén.
El primer tanto de la temporada que servía para coger confianza y comenzar a hacer esas diabluras que encandiló a la afición amarilla unas temporadas atrás. Dicho y hecho. En el inicio de la segunda mitad, Machis cogió el esférico en la línea del centro del campo y, tras una buena conducción, realizó su famosa maniobra: romper hacia dentro y buscar el golpeo. Y vaya golpeo. Silencio del Mirandilla tan solo roto por el sonido del palo y por el posterior delirio de la grada.
Y es que sí, ese es el Darwin Machis que esperaba el público del Cádiz CF. Aquel capaz de ser diferencial en los últimos metros. De ofrecer a sus compañeros esa creatividad e imaginación que permita romper líneas y facilitar la producción ofensiva del equipo. Ahora, lo difícil es mantener ese nivel, pero seguro que el venezolano ya tiene esa dosis de confianza en el cuerpo y todo será mucho más sencillo para él en las próximas fechas.
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