La victoria del Cádiz CF en Castalia ante el Castellón no ha sido una victoria cualquiera. Más allá de los tres puntos sumados, que sin duda son importantes en la lucha por los objetivos de la temporada, este triunfo encierra un significado especial para la afición amarilla.
Desde abril de 2019, el Cádiz CF no lograba una victoria tan contundente a domicilio en Segunda División. Aquel día, los gaditanos golearon 0-3 a Las Palmas. Desde entonces, los triunfos visitantes habían sido más escasos y menos abultados. Con esta victoria en Castellón, el equipo gaditano rompe una sequía importante y demuestra que poco a poco puede convertirse en uno de los candidatos al ascenso. El estado de forma del equipo parece que va cambiando y Paco López ha sabido tocar la tecla idónea.
¿Presagio?
Los datos históricos nos ofrecen una curiosa coincidencia que ha ilusionado a toda la afición del conjunto de la Tacita de Plata. La última vez que el Cádiz CF venció en Castalia, en 1983 por un contundente 1-5, el equipo amarillo regresó a través del ascenso a la máxima categoría del futbol español al finalizar la temporada. Aunque las comparaciones son odiosas y el fútbol es impredecible, esta estadística ha generado un halo de optimismo entre los aficionados, que ven en esta victoria un presagio de grandes éxitos.
Este triunfo debe servir como un punto de inflexión para el club presidido por Manuel Vizcaino. El equipo ha demostrado que tiene capacidad para competir al máximo nivel y que está preparado para luchar por objetivos ambiciosos. El buen estado de forma de Chris Ramos y la vuelta a los terrenos de juego de Fede San Emeterio solo hacen sumar cosas positivas para las próximas jornadas.
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