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FOTO: Photographers Media

Este domingo 14 de marzo se cumple un año del estallido de la pandemia del coronavirus en España. Entonces, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comunicaba en rueda de prensa la implantación del Estado de Alarma en todo el territorio nacional durante dos semanas. Parecía algo temporal, pero las dos semanas se acabaron convirtiendo en doce meses. Catorce serán en mayo.

Parecía que las noticias que llegaban a diario desde Wuhan jamás acabarían protagonizándose en Occidente. Un año después, con más de tres millones de contagiados en España, el camino hacia la luz aún perdura. El primero de estos contagios se produjo el 31 de enero de 2020, dos meses y medio después que en China. Un turista alemán dio positivo en la isla de La Gomera.

La historia aún no iba con nosotros, pero proseguía su curso. El segundo positivo lo protagonizó otro turista, esta vez británico, en Palma de Mallorca el 9 de febrero. Eran los inicios de una primera ola de la pandemia que iría haciéndose fuerte a lo largo de los días siguientes. El 24 se produjeron los primeros contagios en territorio peninsular. Concretamente, en Madrid, Cataluña y Valencia.

Algunos lo vieron venir. El Mobile World Congress de Barcelona canceló su edición unos días antes. Otros no tanto. La feria de arte ARCO y la Champions League, que conllevaban infinitos desplazamientos internacionales, siguieron adelante, ajenos e ingenuos a lo que estaba por venir. Se estima que más de 100.000 personas promovieron la igualdad de género en las calles de toda España por el 8M.

A día de hoy resulta realmente complicado confirmar si todos estos eventos supusieron fuentes de contagio y de expansión del virus. Teniendo en cuenta cómo funciona el virus (o lo que creemos saber), tampoco es descabellado imaginar lo que podría haber ocurrido en dichas grandes concentraciones de personas.

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Confinamiento, ¿qué es eso?

Con el tiempo, las restricciones temporales de movilidad fueron llegando a nuestras vidas para hacerse permanentes a partir del 15 de marzo. El confinamiento y el cierre de fronteras se instauran en España hasta nueva orden. Familias, compañeros de piso… unidades familiares, en definitiva, conviven 24 horas al día sin poder abandonar el hogar porque fuera hay un virus que mata. Suena igual de apocalíptico que el agotamiento de existencias de papel higiénico día sí, día también.

Las paredes parecen comer terreno a cada día de encierro que pasa. Entonces, junto con la llegada del buen tiempo, los balcones se transforman en el nuevo salón de casa. Lugares para la lectura, para realizar deporte, para tomar el sol, para cantar el ‘Resistiré’… y para aplaudir. Desde el 28 de marzo y hasta el 17 de mayo, España entera sale a ovacionar a los sanitarios a las 20 horas al balcón durante unos minutos. De paso, a llevar a cabo la ronda diaria a modo de diana vespertina.

Nadie había socializado tanto con los vecinos del bloque de enfrente hasta la hora del aplauso. Justo en el momento donde los abrazos se prohíben, aprovechamos para preocuparnos por cómo habrá pasado el día el que está a veinte metros escasos de nosotros. Tiempos de unión en momentos de separación.

Tras un confinamiento duro, y aunque los días parecen no pasar en el almanaque, el 2 de mayo se inicia la desescalada en España. Todos nos desconfinamos en disposición de nuestras posibilidades. En Granada, por ejemplo, se implanta un cierre perimetral por barrios y un toque de queda nocturno y por edades para poder estirar las piernas tras meses cautivas. A finales de junio, finaliza esta fase, así como el Estado de Alarma.

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Segunda ola de la pandemia

Arranca el verano y, con él, las vacaciones. Las más atípicas de la historia, aunque camufladas bajo un margen de aparente tranquilidad a pesar de la pandemia. Los viajes se suceden y la mascarilla ya se ha adherido a la piel. La movilidad es total, porque la hostelería necesita alimento para seguir creciendo. España va directa hacia la segunda ola, motivo por el que se vuelve a implantar un segundo Estado de Alarma. Este, mediante prórrogas, se extenderá hasta mayo de 2021.

Es a partir de aquí cuando asoma todo lo conocido de la vieja normalidad. Por ello, se habla de que andamos en una ‘nueva normalidad’. Disputas políticas, disturbios callejeros contra las restricciones… La sociedad se desune y se vuelve a polarizar como nunca para hacer la guerra por su lado. La sensación es de que no hemos aprendido nada y de que la situación se ha reiniciado por completo en lugar de avanzar de pantalla.

Y así llegamos al día de hoy. Sábado 13 de marzo de 2021. Con una tercera ola que no termina de diluirse. Una clase política enfrentada y jugando a Hundir la Flota en diversos territorios españoles. Con vandalismo callejero y con una vacuna que se hace de querer. Solamente nos queda la mascarilla. La que nunca nos falla. Fiel compañera, ya sea colgada del codo o desparramada en la mesita del café. Tan solo le falta hablar. Mañana se cumple un año de pandemia.

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