Los videojuegos se han convertido, incluso por encima de otros ámbitos de entretenimiento masivo, como el cine, en una de las industrias de mayor producción y consumo, en paralelo al desarrollo tecnológico (videoconsolas, smartphones, ordenadores, etc.). Como industria del entretenimiento, los videojuegos abarcan un público destinatario que abarca va desde el más joven hasta el público adulto, y suelen ser una compra recurrente a lo largo de todo el año, disparándose su venta en especial en fechas señaladas como la Navidad o el Black Friday.
Con el objetivo de fomentar un consumo y una compra responsables de este tipo de productos, desde 2003 se aplica el denominado Sistema PEGI (https://pegi.info/) de clasificación, siglas de Pan European Game Information, o Sistema Europeo de Información de los Juegos. Se trata de una información que debe figurar en el embalaje del videojuego, o en la información o ficha técnica de la aplicación para dispositivos móviles, y que permite identificar la edad recomendada para su uso y el contenido sensible incluido en el mismo –como la violencia, el sexo o el lenguaje soez–, nunca refiriéndose a la dificultad del título en cuestión.
Protección de la población más joven
La Dirección General de Consumo de la Consejería de Salud y Familias quiere poner de relieve que debe tenerse en cuenta siempre el indicador PEGI en función de la edad del destinatario o su susceptibilidad ante ciertos contenidos. Se trata de una normativa enfocada principalmente a la protección de la población más joven, en especial de las personas menores de edad, en aras de evitar su exposición a contenidos inadecuados, por lo que la información se dirige en especial a los padres y las madres.
Por un lado, la información principal que incluye el sistema de etiquetado PEGI es la clasificación por edades. Es la manera más sencilla de determinar si el videojuego o aplicación móvil resulta idóneo, estableciendo cinco indicadores para ello: PEGI 3, PEGI 7, PEGI 12, PEGI 16 y PEGI 18. La base de la clasificación, que establece que el producto es adecuado para todas las edades, es el PEGI 3, y este grupo de juegos no debe contener sonidos o imágenes que pudieran asustar a niños y niñas pequeños, además de tener un nivel de violencia mínimo, siempre en contexto cómico o en un entorno infantil.
A medida que se avanza en la clasificación por edades, se abre paulatinamente el abanico de contenidos, de manera que PEGI 7 abarca productos que pueden asustar o atemorizar a las niñas y niños más pequeños, aceptando formas de violencia muy suaves, implícita no detallada o no realista. En la siguiente escala, PEGI 12, la violencia puede presentarse de una manera un poco más gráfica hacia personajes fantásticos, o de carácter no realista hacia personajes humanos, pudiendo incluir insinuaciones o posturas sexuales, con un lenguaje soez leve.
Descriptores de contenido PEGI
Las últimas categorías engloban los videojuegos que sí pueden incluir escenas de violencia o actividad sexual explícita, un lenguaje soez extremo, consumo de drogas, tabaco o alcohol, y pueden estar presentes los juegos de azar.
De forma complementaria a la clasificación por edades, los videojuegos deben contener en su embalaje o en su ficha-descripción en internet los llamados descriptores de contenido PEGI, a través de pictogramas y establecidos en la siguientes categorías: ‘Violencia’ (representado por un puño), ‘Lenguaje soez’ (bocadillo con insulto), ‘Miedo’ (araña), ‘Juego’ (dados), ‘Sexo’ (símbolo de sexo femenino y sexo masculino), ‘Drogas’ (jeringuilla), ‘Discriminación’ (dos figuras blancas y una central negra), y una última que indica que el juego ‘Incluye compras’. En este último caso, se ofrece a las personas jugadoras la opción de comprar bienes o servicios digitales con moneda del mundo real.
En cualquier caso, y al margen de la importancia de atender la etiqueta PEGI, las madres y los padres, o personas tutoras, deben tener una responsabilidad activa sobre el consumo de videojuegos por parte de las niñas y los niños. Entre las principales recomendaciones, Consumo Responde recuerda que los productos deben probarse de manera previa.
Asimismo, es importante limitar los tiempos de uso de los juegos y planificar actividades alternativas, así como mantener una vigilancia sobre ellos, en especial cuando el videojuego es en línea. Como medida preventiva, se aconseja dialogar con los menores sobre los posibles peligros de un uso inadecuado de estos productos. Si resultara necesario, las madres y los padres disponen del control parental para una mayor seguridad.
Consumo Responde
Ante cualquier duda o consulta en materia de consumo, la ciudadanía puede contactar con Consumo Responde, un servicio gratuito de información y asesoramiento a las personas consumidoras y usuarias, impulsado por la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Se trata de un servicio multicanal, al que se puede acceder de forma continuada a través del número de teléfono 900 21 50 80, de la página www.consumoresponde.es, del correo consumoresponde@juntadeandalucia.es, y de los perfiles de Twitter (@consumoresponde) y Facebook (www.facebook.com/consumoresponde).
También se puede recibir asesoramiento en los Servicios Provinciales de Consumo de las delegaciones territoriales de Salud y Familias presentes en todas las capitales de provincia, así como en las Oficinas Municipales de Información al Consumidor (OMIC) y en las organizaciones de personas consumidoras y usuarias.
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