La carretera CA-9104, que enlaza los municipios de Grazalema y Zahara de la Sierra a través del puerto de Las Palomas, ha quedado abierta al tráfico en todo su trazado. Desde hace un mes un tramo de la citada vía, entre los puntos kilométricos 1 y 3, permanecía cerrado ante la inestabilidad que se apreciaba en un conjunto rocoso que limita con la calzada.
El pasado viernes se saldó con éxito una compleja operación, adjudicada por Diputación a la empresa Garcamargo SL, que ha permitido la apertura total de la carretera. En concreto se ha forzado la caída de las peñas que, a tenor de las grietas apreciadas, suponían una amenaza ante el riesgo de precipitarse hacia la calzada.
Los profesionales de la brigada de mantenimiento de las carreteras de la red provincial, en concreto de la unidad de Algodonales, han comprobado la zona durante el fin de semana y a primera hora de hoy lunes el servicio de Vías y Obras –adscrito al área de Cooperación y Asistencia a Municipios de Diputación- ha confirmado la seguridad del enclave. En consecuencia, el tramo en cuestión ha quedado definitivamente abierto al tráfico.
Antecedentes y etapas de la operación
El 22 de octubre, y tras unas jornadas de intenso aguacero, sobreviene una caída de piedras en la carretera de Las Palomas. De inmediato toda la vía –de algo más de 15 kilómetros de trazado- se cierra al tráfico mientras el personal de la brigada de carreteras de Diputación se afana en la retirada de las piedras. La vía queda expedita pero se observa que -en el punto kilométrico 1,5- hay una peña agrietada que supone una evidente amenaza. Se decide mantener cerrado el tramo entre los kilómetros 1 y 3, los más cercanos a Grazalema, y abrir el extremo localizado en el término de Zahara de la Sierra con lo que también se propicia el acceso al mirador de Las Palomas y a los senderos del entorno.
Grazalema tiene aseguradas las comunicaciones con Zahara a través de la carretera de Gaidóvar, también de la red provincial, y con El Bosque a través del Boyar.
El servicio de Vías y Obras de Diputación determina que la mejor solución para el tramo clausurado reside en forzar la caída de las rocas inestables. Se trata de una intervención compleja y especializada, que debe adjudicarse de manera diligente a través de un procedimiento de emergencia.
La actuación, resuelta el pasado viernes, ha comportado varias etapas. En primera instancia se realizaron varias perforaciones en la formación rocosa para abrir los orificios donde se depositarían las cargas de pirotecnia. El viernes dos operarios especializados, elevados en una plataforma, fueron alojando quince unidades de P-2 con un peso total de 3,3 kilos.
Todas las cargas fueron interconectadas con cable hasta el mecanismo de disparo. Al activarse, el producto pirotécnico genera una gran cantidad de gases que al propagarse en el espacio confinado de la roca termina por fragmentarla. Una deflagración que termina con un aluvión de piedras sobre el terreno firme que pueden ser retiradas mediante una retroexcavadora.
La operación, supervisada por el personal técnico del servicio de Vías y Obras y con la asistencia de la brigada de carreteras de Diputación, se salda con seguridad y rapidez. La ejecución mediante pirotecnia evita además las vibraciones y la onda expansiva que sí generan los productos explosivos.
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