El partido de Copa del Rey disputado por el Cádiz ante la Arandina pareció uno de los grandes encuentros de la época de los años 80 donde el césped no tragaba el agua y el fango era el principal protagonista. El Cádiz salió dañado y tocado del aguacero y también de un césped en unas pésimas condiciones donde era imposible jugar al fútbol, por más intentos que se hicieran. La estrategia mandó en las áreas y el equipo local dio la campanada ante un Cádiz que nunca estuvo cómodo.
El tanto inicial de los locales, a los cinco minutos, puso contra las cuerdas al remozado equipo de Sergio, repleto de caras poco habituales, que se ató bien las botas pero que tuvo infinidad de problemas durante todo el partido. Y es cierto que el campo es para todos, que las condiciones también lo son, pero no menos cierto es que los locales se mostraron felices y contentos desde el inicio con esas condiciones climatológicas y el peligroso estado del terreno de juego.
Historia en Aranda del Duero
Tras el tanto del empate de San Emeterio el Cádiz dominó gran parte dle choque, fue mejor pero sin apenas inquietar la portería rival que encontro fortuna en una pelota parada, saque de falta que remató de cabeza Pesca en el 65, apenas unos minutos después de una buena ocasión de Negredo.
El 6 de septiembre de este año fue el último día en el que el Cádiz logró una victoria. Tres meses y un día después cae eliminado en Copa tras dos buenas actuaciones en Mallorca y Vigo y en la antesala del partido que verdaderamente importa y que no es otro que el de Osasuna. La Copa parece que molesta a los equipos que pelean por la salvación pero nadie va a negar que con condiciones adversas o no, el Cádiz no estuvo a la altura de un Segunda RFEF que se movió mejor en el barro que todo un equipo de Primera.
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