
Foto: CCF
El Cádiz CF perdió en la isla de la eterna primavera una maravillosa oportunidad para sumarse a la lucha por los playoffs. Perdió el Oviedo, perdió el Almería, perdió el Huesca… y también perdieron los amarillos en un partido del que se saca una conclusión manifiesta: los de Gaizka Garitano regalaron la primera mitad. De poder situarse a cuatro puntos del sexto a continuar a una distancia de siete. La ocasión era un trampolín a la ilusión clasificatoria tras el sufrimiento de los compases iniciales de una temporada que tan solo el técnico vasco pudo remontar a base de coherencia futbolística, lógica táctica y un discurso acorde a la realidad cadista.
En este mundo de hiperconectividad, sobreinformación y lemas categóricos es difícil encontrar una reflexión o una mirada a largo plazo sin perderse en lo instantáneo. Por eso, hace unos meses el Racing de Santander ya estaba prácticamente en Primera, el Eldense estaba descendido a falta de media liga o el Castellón era el equipo revelación que iba a colarse en los playoffs. Ejemplos hay miles. Nada más lejos de la realidad. También era inimaginable que el Cádiz pudiera siquiera plantearse pelear por entrar en las seis primeras plazas. También lo era cuando hace unas semanas el cuadro de Gaizka Garitano caía estrepitosamente en el Carlos Belmonte.
El fútbol, un deporte impredecible
Y ahí estaban ayer los amarillos, con una oportunidad de oro que desperdiciaron. El fútbol es imprevisible e impredecible. Somos fanáticos de las cuentas, las cábalas, las suposiciones y las calculadoras olvidando que el deporte rey no es una ciencia exacta. Que lo que hoy es negro mañana puede ser blanco. Que existen las lesiones, los estados de forma, las decisiones arbitrales, las sanciones y un sinfín de factores que alteran el planteamiento técnico-táctico de un entrenador cuando prepara un encuentro. Por eso, concluir que el Cádiz CF ha perdido el tren del playoff es una mentira tan grande como decir que los de Garitano ya están salvados.

Quedan treinta puntos en juego. Diez partidos por delante en una categoría llena de meneos. De momento, el próximo rival será una renovada Sociedad Deportiva Éibar que vuelve a sonreír tras el aterrizaje en Ipurúa de Beñat San José. En esta ocasión, la oportunidad amarilla será la de reivindicarse y reaccionar tras una malísima tarde en el Heliodoro Rodríguez López, y tratar de lograr otros tres puntos que acerquen al equipo a ese primer objetivo de los ansiados cincuenta. Luego, veremos. Partido a partido. Como dijo Garitano en la previa, el Cádiz CF no mira “ni hacia arriba ni hacia abajo, mira hacia delante”. Y sin olvidar que el cuadro cadista debe enfrentarse todavía a Almería, Huesca y Oviedo.
El verano debe ser movidito en el Cádiz CF
Todo esto sin, evidentemente, perder de vista que el verano que aparece en el horizonte debe ser un verano en el Cádiz CF de tomar decisiones. Decisiones importantes. Llámenle transición, metamorfosis, mudanza o regeneración del grueso de una plantilla que cuenta con efectivos que, en un alto porcentaje, ya ha cumplido en la Tacita de Plata y deben salir del club para dar paso a una bocanada de aire fresco tan necesaria como deseada por la afición.
Más allá de la finalización contractual de futbolistas como Iza Carcelén, Álex Fernández o Joseba Zaldua, será el 30 de junio de 2026 cuando cumplan contrato jugadores como Gonzalo Escalante, Fede San Emeterio, Luis Hernández, Rubén Alcaraz, Rubén Sobrino, Roger Martí o Brian Ocampo. Todos ellos con una situación particular que bien merece su análisis individual, pero que comparten la certeza de estar tremendamente lejos del nivel que un día enamoró a la parroquia amarilla.
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