Mención aparte debe tener Chris Ramos en esta temporada. Un jugador que desde que era pequeño ha soñado con vestirse con la camiseta de su equipo. Un jugador de la tierra que lo ha dejado todo para poder cumplir su deseo de jugar con el Cádiz CF en Primera División y mantenerse un año más en la mejor liga española. Jugar con el equipo de tu infancia siempre puede ser un arma de doble filo, pero en el caso del gaditano la apuesta le ha salido bien.
Desde un primer momento quedó constancia que su compromiso con el club no se podía poner en entredicho. De eso era consciente el aficionado. Chris sabe de primera mano que ha significado ese apoyo. “A los cadistas no hace falta mandarles mensajes, esto lo llevamos en la sangre y estoy seguro de que aunque pase el tiempo y los años van a seguir así”.
Temporada de altibajos
Si tuviera que quedarse con un momento en especial de la temporada, en el aspecto positivo, sería aquel “gol en el Villamarín y el primer partido en casa”. Vestir la camiseta del Cádiz no es una rutina más. Para alguien como Chris, está camiseta es sagrada y ponérsela conlleva una gran una responsabilidad. “Cada vez que me pongo la camiseta o juego en casa es muy especial. Es una sensación que no se va ni se irá seguro”. Por eso, cuando no pudo ayudar a su equipo en las últimas jornadas, le dolió. “Quizás el peor haya sido el golpe en la rodilla frente al Valladolid que me ha impedido estar en las últimas jornadas”.
Para finalizar, quiso hacer un resumen de lo que han sido estos meses y esta temporada. “Hemos conseguido el ansiado objetivo que teníamos todos, tanto equipo como todos los cadistas. Ha habido momentos buenos y momentos malos. De los malos hemos sabido salir bien y de los buenos, hemos sabido saborearlos y disfrutrarlos”.
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