El fútbol son goles, decía aquel. Una frase bonita y que llama a la lujuria ofensiva. Sin embargo, la verdad es que anotar goles no te asegura sumar tres puntos al final del encuentro. Que se lo digan al Cádiz de Sergio González, que ha retomado cierta facilidad para tocar la red enemiga y eso no ha sido sinónimo para lograr una victoria que se le resiste desde el pasado 1 de septiembre, cuando los amarillos pasaron por encima del Villarreal en el Nuevo Mirandilla con una exhibición del venezolano Darwin Machís. Qué tiempos aquellos, cuando el equipo ganaba, convencía y la llamada a ser su pieza más diferencial respondía sobre el césped. Y, los más optimistas (o totalmente desubicados) soñaban con viajar a algún rincón del continente europeo la próxima temporada para animar a los suyos. Aquel “nos hemos empachado de azúcar” famoso que espetaba Sergio González.
La realidad es la realidad. Y tan real es que el Cádiz ha mejorado enormemente sus prestaciones en los últimos encuentros como que la victoria no llega y que la zona de descenso acecha con mucha fuerza. De hecho, los amarillos ya se situaron durante algunas horas en la parte roja tras la victoria del Celta de Vigo ante el Granada. El gol de Chris Ramos en Gran Canaria, tan ansiado como merecido, reflotó al submarino y oxigenó las mentes amarillas.
Los problemas del Cádiz CF
Tras el gran inicio, el cuadro gaditano se fue diluyendo progresivamente a base de expulsiones, regalos defensivos, fichajes lejos de sus expectativas, caídas inexplicables de físico y juego en la segunda mitad y lesiones. Sobre todo, lesiones. Kouamé, Escalante, Víctor Chust, Fede San Emeterio, Conan Ledesma, Zaldua, Luis Hernández…
Una lista interminable que se va recortando poco a poco. Y Sergio González, al ver su abanico de posibilidades ampliado, lo agradece. Fueron meses de zozobra donde, afortunadamente, los rivales directos por la permanencia pusieron todo de su parte para hacer pasar desapercibida los nefastos números amarillos a nivel clasificatoria. Tanto que, a pesar de no encontrar la victoria, el Cádiz solo pisó el descenso durante las horas que comprendieron entre el triunfo gallego y el empate ante Las Palmas de García Pimienta.
Los rivales directos ya han espabilado
Pero los rivales ya han espabilado. El Getafe se ha despegado, el Mallorca venció la pasada jornada y el Celta de Vigo ya aprieta. Tan solo el Sevilla parece empeñado en entrar en la zona roja. Eso sí, los hispalenses ya cuentan con la llegada de un Quique Sánchez Flores que, lejos de los experimentos y la necesidad de enamorar jugando que protagonizaba su predecesor, se caracteriza por la sencillez futbolística que siempre le ha dado resultados.
Por eso, el Cádiz debe ganar ya de ya, y quiere hacerlo en el último envite de 2023 ante la Real Sociedad. Oxígenos para unos pulmones que se contaminan cada jornada que no se conoce la victoria. Buenas sensaciones, sí. Equipo reconocible y con identidad, también. Fuera del descenso, lo más importante. Pero ya lo dijo Sergio González, los números están fuera de lo que manda el ritmo de puntuación para lograr la permanencia, y eso es mal asunto. Es hora de convertir las buenas sensaciones en tres puntos. Jugadores, técnicos y afición se lo merecen.
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