Hace un siglo Manuel de Falla quiso trasladar a Cádiz un acontecimiento similar al Concurso de Cante de Jondo de Granada; y lo consiguió, gracias a la mediación del mecenas Álvaro Picardo, si bien el espectáculo que se ofreció en la capital gaditana adquirió el formato de concierto. El 18 de junio de 1922 la Real Academia Filarmónica de Santa Cecilia fue el escenario en el que dos hijos de Enrique el Mellizo –Antonio y Enrique Jiménez- fueron hilvanando un repertorio con soleares, siguiriyas gitanas, serranas, polos, cañas, saetas viejas, martinetes, gilianas y fragmentos de romance como el de La Nana Moruna. El espectáculo se recuerda como un hito del flamenco y el cante jondo, además de una demostración de riqueza cultural y etnográfica. Aquel hito se rememoró hace un año, en el Teatro Falla, a través de una recreación histórica; ahora toda esta iniciativa se narra en el libro ‘El Concierto de Santa Cecilia. Cádiz 1922-2022’, con autoría compartida entre Javier Osuna García, Manuel Sánchez García y Ramón Soler Díaz y editada por el Servicio de Publicaciones de Diputación.
El responsable del Área de Desarrollo de la Ciudadanía de Diputación, Jaime Armario, ha intervenido en la presentación de la nueva obra junto a sus autores. El diputado provincial expuso el perfil de los tres artífices del libro, valorando su dedicación y empeño en este reto cultural, además de ensalzar “el trabajo de excelencia” del personal del Servicio de Publicaciones.
Manuel Sánchez García
Manuel Sánchez García esbozó la estructura del libro y cómo se vertebraron los cantes de la recreación histórica de hace un año junto a los pasajes teatrales con diferentes actores en escena. Javier Osuna explicó el contexto de la Granada y del Cádiz de hace un siglo, en relación al flamenco y los cantes jondos. Granada –refirió Osuna- tuvo el acierto de colocarse en el panorama musical y propiciar un sensible incremento de discos de pizarra, si bien adoptó unos criterios muy restrictivos para su concurso al omitir la presencia de profesionales y de diferentes cantes. En esos tiempos aún subyacía cierto desdén en relación al flamenco, herencia del “menosprecio” que élites culturales como la Generación del 98 dispensaban a lo que hoy es considerado Patrimonio de la Humanidad.
Cádiz, en cambio –y según el relato de Osuna-, recuperó cantes ancestrales e indagó en sagas flamencas, aireando sus raíces. Toda su exposición le condujo a una reflexión: “Hay que abandonar la visión reduccionista asociada a los cantes de Cádiz”, que a su parecer van mucho más allá de los tanguillos y las piezas más ‘festeras’. “Y muchas veces nuestros propios cantaores se tragan esa falacia”. La demostración de esa hondura se pudo ver en el Teatro Falla el 18 de junio de 2022, en el curso de un espectáculo en el que se prodigaron al cante David Palomar y Jesús Méndez –caracterizados como los hijos del Mellizo-, con Rafael Rodríguez a la guitarra, y un elenco conformado por Juan Antonio Álvarez, Javier Galiana, Juan José el Junco, Paco Reyes, Luci Vera y Paco Castro. De Antonio Castaño fue la puesta en escena, con la producción de Inés Merchán y el diseño de Arantxa Morales, autora del cartel de la recreación y la portada del libro.
David Palomar
La mayoría de estos artífices asistió a la presentación del libro editado por Diputación y que contó con el cante de David Palomar como epílogo brillante e inesperado. Antes, Javier Osuna quiso recordar a Luis Pérez Ávila, abogado de profesión y un erudito en el estudio y recuperación de romances medievales que falleció hace apenas un mes. Fue otra pieza imprescindible para armar este recuerdo al Concierto de Santa Cecilia.
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