
Gaizka contra Asier. Un equipo con la flechita hacia abajo y otro con la flechita hacia arriba. Los asturianos disfrutan ahora del efecto Garitano del que se regocijaron los cadistas hace apenas un mes y pico. El fútbol es esa montaña rusa que, cuando estás en el momento más agradable del viaje, termina el trayecto. Dinámicas, estados de forma o rachas. Llega al Nuevo Mirandilla el Sporting de Gijón, un histórico del balompié nacional, y el Cádiz CF lo recibe con la necesidad de reencontrarse con la victoria y acercarse a esos cincuenta puntos que permitan vivir con mayor tranquilidad el tramo final de temporada y pensar en la revolución necesaria a todos los niveles para la siguiente.
El conjunto rojiblanco ha jugado con fuego en los últimos meses de competición. Rubén Albes logró una victoria el 2 de febrero y, desde entonces, encadenó seis empates y tres derrotas que colocaron a los asturianos a tan solo dos puntos del descenso. Todas las alarmas encendidas en El Molinón. Había que reaccionar: el gallego era destituido y en su lugar aterrizaba Asier Garitano. Mano de Santo. Dos partidos, dos victorias del bergartarra, ante Eldense y Mirandés, que establecen una distancia de ocho puntos con la zona roja de la clasificación.
Gaizka Garitano y un mes sin ganar en el Cádiz
Al otro lado, el otro Garitano. El efecto Gaizka se ha diluido con el paso de las jornadas y, tras ilusionar con la posibilidad de alcanzar las posiciones de playoff de ascenso, la realidad ha pesado más en la balanza amarilla y el Cádiz tan solo busca esos cincuenta puntos que aseguren la permanencia. La última victoria amarilla fue hace más de un mes y, desde entonces, acumula tres derrotas y dos empates. Aún así, no se puede negar que el aterrizaje del vasco en el Nuevo Mirandilla ha sido fundamental para solventar la situación tan delicada que vivían los cadistas con Paco López al frente. Dos Garitanos. Gaizka y Asier. Dos técnicos nacidos en el País Vasco que viven momento muy diferentes pero que, al mismo tiempo, conviven con aspiraciones muy similares por el prestigio del banquillo que ocupan.
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