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La historia de la Feria del Carmen y de la Sal: raíces y evolución hasta hoy

La Feria del Carmen y de la Sal es, sin duda, uno de los acontecimientos más esperados del verano en San Fernando (Cádiz). Esta celebración no solo marca el calendario festivo de la ciudad, sino que también representa el vínculo emocional de La Isla con sus tradiciones, sus raíces marineras y su identidad salinera.

El origen de esta feria se remonta al siglo XIX, cuando se celebraban encuentros agrícolas y ganaderos en diferentes puntos del municipio. Con el paso del tiempo, la feria fue ganando un carácter más popular y lúdico, incorporando casetas, atracciones, música y gastronomía típica andaluza. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en una fiesta abierta a todos los públicos, donde lo tradicional se fusiona con lo contemporáneo.

Durante décadas, la feria se celebró en distintos espacios, pero fue en los años 80 cuando encontró su ubicación definitiva en el recinto ferial de La Magdalena, un amplio espacio que albergaba tanto las casetas como las atracciones. Sin embargo, en los últimos años, y debido a las obras de remodelación en La Magdalena, la feria ha tenido que adaptarse a una distribución diferente:

  • Las casetas se instalan en el Parque Almirante Laulhé, en pleno corazón de San Fernando, ofreciendo un entorno más urbano e integrado con la ciudad.
  • Las atracciones y cacharritos se ubican en la zona de Bahía Sur, junto al centro comercial, donde hay espacio suficiente para acoger a las familias y a los más pequeños.

A pesar de este cambio logístico, la Feria del Carmen y de la Sal ha sabido mantener su esencia: un ambiente acogedor, casetas con entrada libre, espectáculos flamencos, conciertos, actividades para niños y una amplia oferta gastronómica.

La feria se celebra en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, y rinde homenaje también a la tradición salinera que ha marcado la historia económica y cultural de San Fernando.

Más allá de una fiesta, la Feria del Carmen y de la Sal es un símbolo de orgullo local, un espacio de reencuentro y convivencia que cada año reúne a isleños y visitantes con ganas de celebrar sus raíces.

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