Muchas familias españolas eligen este puente de la Constitución para decorar su casa por navidad. Un árbol lleno de luces y colores, guirnaldas o acebo son algunas de las decoraciones que inundan nuestros hogares. Pero en España no podemos olvidar la tradición más especial. Montar el belén que desde hace muchos años se reservaba al día 8 de diciembre, día de la Inmaculada.
El 8 de diciembre de 1854, a través de la Ineffabilis Deus, la carta que escribió el Papa Pío IX se declaró el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Desde entonces esta es la fecha anual marcada para la celebración de La Inmaculada Concepción.
Y la fecha clave para montar el belén. Igual que si seguimos con la tradición, la fecha de su retirada en los hogares españoles debía ser en la Candelaria y la presentación de Jesús en el Templo, el 2 de febrero. Aunque ahora se suele quitar el domingo posterior al primer día del año.
Y también hay otras fechas unidas con la tradición del belén como no colocar al Niño Jesús antes del 24 de diciembre en Nochebuena, al volver de la Misa del Gallo o también las posaditas. Estas consisten en nueve días antes de Navidad llevar una imagen de la Virgen y San José pidiendo posada de casa en casa. Los reyes magos tampoco deben aparecer junto al Niño hasta el 6 de enero.
¿Quién lo inventó?
Pero a pesar de que los pesebres forman parte de nuestra cultura más arraigada, su origen es napolitano. El primer belén fue un belén viviente. Fue San Francisco de Asís quién representó el nacimiento de Jesús en Greccio, un pueblecito una colina en la zona del Alto Lacio, en el centro de Italia, hace casi 800 años, en 1223.
Solo había una figura de terracota en esa representación y era la del Niño Jesús, que pertenecía a la señora Alticama. Esta era la esposa del aristócrata Giovanni Velita, de renombre y poder en el lugar. En su representación también incluyó San Francisco a un buey y a un asno vivos que a pesar de no tener referencia de ello en algunos textos evangélicos, han sobrevivido en la tradición.
La tradición del belén en España
El encargado de traer esta tradición desde Italia a España fue el rey Carlos III. Y es que el monarca antes de llegar a la corona española fue soberano de Nápoles hasta 1735 y de Sicilia hasta 1759. Las costumbres que conoció en el sur de Italia marcaron su gusto por los belenes y quiso que su hijo Carlos IV no lo perdiera y lo apreciara igual que él y su esposa. Este gusto fue imitado por los nobles y seguido también por el pueblo español, e incluso la exportamos a Latinoamérica.
En España existen distintos puntos con una especial afición por los belenes. En Murcia, por ejemplo, es típico el Belén del huevo frito por la forma que presenta la cuna del Niño Jesús con un agujero en el medio.
En Andalucía, en concreto, en Málaga y Granada y durante los siglos XVIII y XIX existían talleres que realizaban figuras de bandoleros, toreros o majas de especial belleza para los pesebres. Cataluña en cambio se distingue por los dioramas. Estos son un montaje en una caja con profundidad, con composiciones muy artísticas con cuidados paisajes.
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