Llegó febrero, el mes del amor

Febrero, ese mes breve pero lleno de vida, llega como un suspiro entre el frío del invierno y la promesa de la primavera. A menudo, se asocia con el amor, con el Día de San Valentín y con los corazones rojos, pero para mí, febrero es mucho más que eso. Es el mes de Cádiz, el mes del Carnaval de Cádiz.

Cada año, cuando llega febrero y las primeras notas de las coplas empiezan a sonar, Cádiz se convierte en un escenario de emociones. El Carnaval de Cádiz es el amor por la vida, por la risa, por la crítica, por la creatividad, por la tradición… y, sobre todo, por la libertad.

El Carnaval, me ayuda, me hace sentir más libre que nunca. Me da vida. En sus ritmo, con sus coplas, en las risas, encuentro una manera de reconectar conmigo misma, de recordar lo que es reír sin prisa, de bailar sin restricciones. En ese espacio sin juicios, el amor por la vida florece de una manera que solo el Carnaval sabe ofrecer.

Carnaval de Cádiz

Porque, si hay algo que tiene el Carnaval de Cádiz, es que nunca pide permiso para entrar en tu vida. Te envuelve con su alegría y su irreverencia, te hace reír, te emociona, te libera. Y al final, cuando los días de fiesta se terminan, quedas con esa sensación que solo deja un amor verdadero: el de un Carnaval que vuelve a ti cada año, como un amante fiel, recordándote que la vida, al fin y al cabo, está hecha para disfrutarla, para vivirla con intensidad.

Febrero, con sus días cortos y su frío que ya empieza a ceder, se convierte entonces en un canto a la vida. Como si las calles de Cádiz y los corazones se unieran en un mismo latido, el mes del amor por el Carnaval nos recuerda que la vida, al final, es una fiesta en la que estamos invitados todos.

Así que que febrero nos traiga Carnaval. Que las lluvias sean de papelillos y que las coplas se canten al viento, como un himno a la vida que nos hace sentir completos, libres y, sobre todo, profundamente vivos. ¡Porque el Carnaval es un amor que nunca se apaga!