La bandera blanca y verde de nuestra autonomía sigue ondeando, 41 años después del referéndum con el que Andalucía decidió su autogobierno y su futuro como región de pleno derecho, inspirándonos libertad y esperanza, a pesar de lo complicado del momento. A lo largo de esta pandemia se ha evidenciado la fortaleza de ese espíritu de unión entre los pueblos y ciudades de Andalucía, de sus habitantes y sus instituciones, en un permanente ejercicio de buena vecindad, de cercanía y preocupación por la situación que cada uno de ellos vivía en relación al Covid-19.
La pandemia no ha conseguido confinar la solidaridad y la unión entre los pueblos y las ciudades de Andalucía, los nuevos retos asumidos nos han acercado y nos han hecho trabajar mano a mano, municipios con municipios, buscando soluciones y reforzando el diálogo y la cooperación como la mejor estrategia para superar los obstáculos.
Por razones evidentes, este también es un momento histórico, menos feliz que aquel 28 de febrero de 1980, pero si algo conservamos intacto los andaluces y andaluzas, es la misma fuerza y confianza en nosotros mismos como pueblo, en nuestra capacidad de superación, de ilusionarnos a partir de objetivos compartidos.
Así lo han demostrado los andaluces y andaluzas, en los 785 municipios de nuestra comunidad, en estos durísimos meses, y así hemos venido configurando la realidad de Andalucía a lo largo de cuatro décadas, un periodo en el que los municipios hemos sido una pieza esencial en el avance, la modernización y la transformación de nuestra tierra.
El municipalismo, decisivo en la batalla contra el COVID 19
Y en este momento, como administración más cercana, más directamente implicada en la solución de los problemas de la ciudadanía, desde los gobiernos locales nos enfrentamos a nuevas necesidades, que requieren de nuevas respuestas. Hemos puesto a prueba nuestra imaginación, nuestra capacidad de adaptación y agotado todos los recursos a nuestro alcance para tratar de mitigar los efectos de una pandemia que sigue azotándonos con dureza.
Como en los orígenes de nuestra autonomía, los municipios hemos sido los garantes y máximos defensores del bienestar de la ciudadanía, debiendo asumir en este caso funciones que escapaban a nuestra competencia, poniendo a prueba la resistencia de los servicios sociales comunitarios y debiendo activar instrumentos de apoyo y ayuda sin disponer de la financiación adecuada y, muchas veces, sin contar con una hoja de ruta clara, sin disponer de información y padeciendo una falta de transparencia por parte de la Junta que ha dificultado el necesario mecanismo de cooperación entre administraciones.
En este sentido, desde el plano local vamos a seguir reclamando el protagonismo que nos corresponde en la toma de decisiones a nivel autonómico, nacional e internacional, vamos a insistir en la necesidad de atender las necesidades de nuestro territorio, de preservar la cohesión social y la igualdad, vamos a reclamar mayor grado de compromiso de todas las administraciones para que las para que las corporaciones locales contemos con autonomía financiera, instrumentos y recursos que nos permitan maximizar el potencial activador y dinamizador del poder local. Tenemos por delante un tiempo de cambios y oportunidades, retos como la digitalización y la tecnología 5G, la transición hacia las energía limpias, la plena puesta en marcha de la administración electrónica, la gestión sostenible y eficiente de los recursos, la implantación local de la Agenda 2030 y la búsqueda de un desarrollo equilibrado entre zonas urbanas y rurales singuen alimentando la razón del ser del municipalismo en el marco del 28 de febrero, Día de Andalucía.
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