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¿Por qué comemos solo torrijas en Semana Santa?

Al parecer se trata de uno de los postres más antiguos que conocemos. Muy ricas, eso es así. Y eso que no parece un plato muy elaborado y sus ingredientes son de lo más sencillos. Una rebanada de pan empapada en leche, almíbar o vino, que después de rebozarse en huevo, se fríe en aceite. Bueno, aunque teniendo en cuenta la subida de los precios de estos productos básicos estos meses, quizá ya sean un producto de lujo. Merece la pena.

Aun así hagamos un poco de historia. Al parecer, la primera referencia a este postre la hizo Marco Gavio Apicio. Este fue un gastrónomo romano del siglo I. Se cree que autor del libro De re coquinaria, una especial fuente para conocer la gastronomía en el mundo romano. Vivió durante los reinados de los emperadores Augusto y Tiberio. Apicio hablaba de pan en leche pero todavía no había huevo. En el libro séptimo de este recetario, en el capítulo XI dedicado a los postres caseros, vienen dos fórmulas este tipo de dulce.Una referencia clara.

Pero las torrijas como las conocemos en España realmente aparecen en el siglo XV. La palabra “torrija” es un término que no se conoce en los diccionarios hasta 1591.

Y con una especial referencia. Entonces eran un plato que se regalaba a las madres que acababan de parir para ayudarlas en su recuperación. Y es que, sin duda, las torrijas son una fuente de energía. Juan del Encina fue el primer autor que utilizó este término para definir aquel dulce que se regalaba a las madres.

Semana Santa, ¿por qué?

Una certeza científica no existe. Pues parece ser que las torrijas están unidas a la Semana Santa ya que en este periodo que no se puede comer carne, este postre era la clave. Se aprovecha el pan sobrante y la combinación era la suficientemente saciante y calórica. Y usan exclusivamente ingredientes permitidos por las leyes de ayuno y abstinencia.

Un dulce muy especial que incomprensiblemente solo comemos estos días, pues habrá que aprovechar. Un día es un día.

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