Esas son las cifras que nos ofrece la Organización Mundial de la Salud a día de hoy. Un dato que supone casi el 20 por ciento más de personas afectadas que hace diez años. Un crecimiento preocupante y sin solución aparente. Y es que los que padecen una depresión se sienten incapaces y sufren, en muchos casos, sin ayuda y comprensión.
Las características de la depresión pasan por un estado de ánimo bajo, falta de interés, una función cognitiva deficiente y problemas del sueño o falta de apetito. Un diagnóstico precoz puede ser vital para poder tratar adecuadamente la depresión.
En cuanto a las personas más propensas o los factores más determinantes a la hora de sufrir una depresión las combinaciones son claras. Por ejemplo el sexo, mientras que si hablamos de autismo o esquizofrenia los hombres son más propensos a desarrollarlas, en el caso de la depresión, las mujeres están a la cabeza. Y las probabilidades si nos fijamos en el sexo son del doble.
Más factores, según los últimos estudios, los solteros, separados o divorciados también son más propensos. Aquellas con un menor nivel educativo y de raza blanca también suman puntos. Dónde vives, tus ingresos y tu trabajo también puede afectar negativamente. Rasgos de la personalidad, como tener la autoestima baja y ser demasiado dependiente, muy autocrítico o pesimista. Además situaciones traumáticas o estresantes, un maltrato físico o abuso sexual, la muerte o la pérdida de un ser querido, una relación difícil o problemas económicos pueden marcar una depresión.
Los factores neuronales son otros de los factores que marcan el desarrollo en este tipo de enfermedad.
Puntos de partida para superar una depresión
El ejercicio físico, el asesoramiento psicológico o la alimentación pueden, según los expertos, ser un buen punto de partida en estos casos.
Por ejemplo, cuidarse alimentándose bien es algo fundamental. Y es que la depresión puede afectar al apetito. Cuando estás deprimido, se puede dejar de comer, o se puede comer demasiado. Dos extremos. Si la depresión ha afectado a tus hábitos alimentarios, tendrás que tener muy presente la necesidad de alimentarte bien.
La nutrición puede influir en el estado de ánimo. Pero también en la energía que tiene una persona. Comer fruta y verdura y seguir un horario de comidas regular (aunque no tengas hambre, intenta comer algo ligero, como una pieza de fruta, para seguir adelante), puede ayudar a sentirte mejor. Además, en los casos de depresión y patologías relacionadas con la salud mental, es importante tener en cuenta, por ejemplo, en la alimentación minerales como el magnesio. Su falta puede ser un factor potencial también del desarrollo de enfermedades como hipertensión, diabetes, osteoporosis y migraña.
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