Las cosas andan revueltas en el Cádiz CF. La tercera derrota en tres partidos, sin goles a favor, con tres penaltis en contra, con la grada pidiendo la dimisión del presidente y pitando a Lucas Pérez, con Sergio sin dar con la tecla y con un equipo a medio hacer por las ausencias, no pinta bien. Lo mejor de todo es ver el regreso de hombres importantes como San Emeterio o Álex y que en la grada ya está Brian y en el banquillo, sin forma apta para jugar, Theo Bongonda. Puede que no sean salvadores de nada pero sí, al menos, aportan una esperanza y una ilusión en estos tiempos.
Salió el Cádiz con Negredo en su primera titularidad, en lugar de Lucas Pérez. En el murmullo el posible castigo al gallego o un simple toque de atención a un jugador que tiene que volver a comprender que su lugar está en Cádiz y no en Riazor. En el centro del campo, otro distinto al de las jornadas anteriores, con Antonio Blanco en el once, debutando con picadores en un Nuevo Mirandilla que presentó un aire más parecido a épocas lejanas a las vacaciones.
El primer disparo a puerta fue del Cádiz pero en su propia portería: Ledesma tuvo que salvar un cabezazo defensivo de Negredo que se fue ajustado al palo. Ímpetu, ganas y mucho ritmo en un inicio de partido marcado por la intensidad del conjunto de Sergio que se diluyó a media que pasaron los minutos. Y fue el único remate a puerta del Cádiz en muchos minutos, dominado permanentemente por el Athletic que supo cómo maniatar a los amarillos, ayudado también, por los fallos morrocotudos de los locales. Primero fue Fali en otro mal despeje que a punto estuvo de aprovechar Iñaki Williams; después, fue otro más, decisivo, el pase atrás de Arzamendia que dejó al delantero solo y ésta vez no falló, batiendo a Ledesma.
Errores imperdonables
Había dicho Sergio en la previa que había que evitar los fallos y mejorar en ataque. Nada de esas cosas había logrado el Cádiz en el inicio, volviendo a regalar un tanto al equipo rival, y van tres. Un penalti absurdo y un equipo incapaz de atacar en ningún momento, fallando atrás pero muy lejos de ser el equipo complicado, ofensivo, rocoso y valiente de antaño. Este Cádiz tiene más de un problema que solucionar y no sólo con los árbitros.
Porque el equipo se fue al descanso con muy malas sensaciones, fue incapaz de sobrepasar líneas, de construir o de dar ni siquiera la sensación de ser capaz de sacar algo positivo a la situación actual. El Athletic dominó la primera y la segunda parte, hizo todo a su antojo y nunca tuvo rival.
Una grada descontenta y pitos a Lucas Pérez
En el Cádiz tienen mucho que arreglar y no ayudan situaciones como una grada dividida pidiendo la dimisión del Presidente o un estadio entero pitando la entrada del gallego Lucas Pérez al que le recordaron dónde está y dónde tendrá que jugar. Nada hace invitar al optimismo en un equipo con muchas complicaciones y que no está dando la sensación que requiere un equipo en Primera. Puedes perder pero, al menos, se debe pelear el encuentro y los mecanismos ofensivos en este equipo parecen hacer desaparecido.
Hay mucho trabajo por hacer pero pocas cosas invitan al optimismo a día de hoy. La vuelta de jugadores y la presencia de los dos recién llegados es a lo único a lo que se puede agarrar el cadismo porque el resto son los mismos que lograron la salvación in extremis la temporada pasada, pero que andan muy lejos de parecerse a lo que fueron.
Ficha técnica:
Cádiz CF: Ledesma, Zaldua, Hernández, Fali (Chust 46′), Espino (Mabil 61′); José Mari (San Emeterio 46′), Blanco (Álex 61′), Arzamendia, Alejo; Negredo, Lozano.
Athletic Club: Simón, De Marcos, Vivián, Álvarez, Lekue (88′ Morcillo); Sancet (D. García 82′), Vesga, Williams (82′ Raúl García), Munian, Berenguer 82′ (Morcillo), Iñaki Williams (53′ Guruceta).
Árbitro: Ortiz Arias (comité madrileño) que amonestó a Pacha Espino, Iván Alejo, Lekue,
Goles: 0-1 Iñaki Williams (24′ penalti); 0-2 Guruceta (57′), 0-3 Berenguer (78′), 0-4 Guruceta (93′)
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